Reportaje fotográfico de todo el acto al final del artículo
"Diadas como esta quedarán grabadas por siempre en nuestro corazón, y nos consideraremos plenamente satisfechos si con esta modesta ofrenda hemos podido demostrarle que el pueblo del Vendrell sigue y seguirá estimándole."
Estas palabras fueron muy acertadas en 1964 y también lo son ahora en 2021. Y es que hay momentos en la historia en los que las palabras se quedan demasiado cortas para expresar el alcance de la realidad. Y probablemente, éste sea uno de ellos.
El domingo, 17 de octubre, se celebró la Diada de Santa Teresa a la Plaza Vella del Vendrell, al Baix Penedès. Un encuentro histórico con alto contenido simbólico por ser la primera diada pospandemia sin restricciones. Ha sido una jornada mágica para todos los amantes de los castells pero también para la cultura catalana duramente castigada por la Covid y las medidas sanitarias. El mundo casteller llevaba dos años sin poder salir a plaza, sin poder ensayar con todo el grupo, sin tener encuentros entre collas, sin respirar castells. Una prueba muy fuerte para una actividad que reúne a niños, adultos, personas mayores, familias de todos los orígenes y mantiene el bien merecido título de "Patrimonio Inmaterial de la Humanidad".
El lugar no podía ser mejor. La Plaza Vella ha sido testigo de grandes encuentros y celebraciones desde el siglo XIV. Sus muros han vivido batallas, fiestas, intercambios comerciales, pero pocas personas recuerdan que justo en 1911 la plaza fue dedicada al Dr. Francisco Murillo, que había trabajado con heroísmo y eficacia para librar a la gente del Vendrell de los estragos causados por una epidemia: el cólera. Todavía se pueden encontrar placas de héroes de primera línea como el Dr. Salvador Reventós i Fortuny que siguió prestando servicios sanitarios pese a poner en riesgo su propia vida. Ese año y tras anunciar el alta sanitaria, la Feria de Santa Teresa se aplazó a diciembre, pero dio paso a una entrañable ceremonia que marcaba el fin de una pesadilla y una dedicatoria que hasta ahora se mantiene. La nefasta enfermedad había dejado numerosos fallecidos y familias sin suministros básicos. Pero la unión de muchas manos se imponía sobre la tragedia para dar esperanza y ayuda a todo un pueblo.
Quien podría imaginar que 110 años después, en la misma plaza, la unión de muchas manos sería el símbolo de la esperanza y el paso tan ansiado hacia la "normalidad" después de otra tragedia. Una pandemia mundial con más de cuatro millones de muertes y una crisis económica de alta envergadura. Un encuentro de sentimientos cruzados: alegría de poder estar juntos otra vez haciendo cultura a través los castells, tristeza por los que no estaban allí. Impotencia por lo que no se pudo hacer, orgullo por ser parte del bien merecido regreso a la plaza. Algo que no hubiera sido posible sin el trabajo incansable de gente que creía en el futuro aunque la oscuridad parecía no terminar nunca. Caras anónimas que se escondían detrás de las camisas multicolores, pero sin las que no hubiera sido posible ese momento mágico.
Como quien regresa después de la guerra, las grallas y los tambores entonaban las primeras notas solemnemente. No habían bandos ganadores ni perdedores. Sólo gente con el corazón a flor de piel, que llegaba a la plaza después de una batalla que nadie hubiera querido vivir. Era inevitable dejar caer una lágrima. La imagen no puede ser más íntima y alentadora. Los abrazos, las sonrisas, la vida misma en un instante. Un momento cinematográfico que muestra que la belleza puede florecer incluso en medio de la tragedia. Para el lector podría parecer una exageración, pero nada más lejano de la realidad. Basta con ver los vídeos y se eriza la piel.
Tres collas entraban en escena. La colla Joves dels Xiquets de Valls fue la primera. La emoción y los aplausos del público no se hicieron esperar. Inmediatamente se ha incorporado la colla Jove Xiquets de Tarragona. Las cámaras no querían perder ningún detalle. Cada mirada, cada expresión, cada movimiento era parte importante de la historia.
Y de repente un silencio de segundos que parecía infinito, entraba la colla anfitriona: Els Nens del Vendrell. Entre aplausos y abrazos, les recibía el pueblo que tantas veces les había acompañado. El mismo pueblo que había vivido las épocas de oro de Jan Julivert. El mismo que había visto pasar los momentos más duros de la colla y los más significativos. Muchas generaciones distintas pero el mismo sentir.
Entre el ruido, se imponía una voz entrecortada que conteniendo la emoción daba la bienvenida a las collas invitadas. Era Jan Huguet, actual presidente de los Nens del Vendrell. "...de verdad muchísimas gracias por visitar esta plaza amiga, El Vendrell os estima mucho...". Para Jan, los castells más que un trabajo son una pasión. Tiene la certeza de que desde el trabajo castellero se puede hacer más que castells, algo que ha demostrado con varias obras sociales que ha impulsado desde la Junta y que llevan el sello indiscutible de su personalidad. Un gran líder con un alto nivel de exigencia consigo mismo.
Los Nens no habían podido actuar desde el 26 de octubre del 2019. Un largo y duro período de dos años para quien vive y ama los castells. De hecho parece que el 10º mes del año marca la historia de la colla. Cincuenta años antes, el 15 de octubre de 1951, los Nens del Vendrell descargaron el primer 3d8 del siglo XX en la plaza Vella. Muchas coincidencias históricas hacen que esta diada no fuera un encuentro cualquiera. Octubre de 2021 también se ha ganado un lugar en la historia castellera y por supuesto en la de los Nens.
Rápidamente las camisas rojas se enfilaban hacia el cielo con el primer castell. Con una sensación de "normalidad anormal". Y es que nadie podía pasar por alto la presencia de las mascarillas que escondían las caras de los protagonistas, la expresión humana que es uno de los encantos de las piñas quedaba oculta.
La gente de la plaza hacía silencio para dar paso a una voz fuerte y decidida. La de Jordi Pellicer, el "Pelli", el Cap de colla. Sin duda era la voz que todo el mundo quería escuchar. Quien conoce al Pelli sabe que es un enamorado de la cultura catalana en todas sus formas. Si alguien quisiera mirar el archivo fotográfico de los grupos de cultura popular, tradiciones y grupos juveniles de El Vendrell, seguro lo encontraría. Su trabajo refleja el cariño por el pueblo y sus fiestas tradicionales. Aprecia mucho el mundo casteller y esto se puede ver en su expresión cuando habla del tema. La gente del día a día coincide en que es un hombre con el que siempre se puede contar. Un gran perfil para un gran comienzo.
El primer castell ha sido un 3 de 7 hecho ágilmente. Se ha construido al milímetro, con precisión y seguridad. Como si nunca hubiera dejado de hacerse. Un equipo de jóvenes, liderados por la Cap de canalla Rebeca Rodríguez, se encargaba de acercar a los pequeños, los más importantes del castell. La "Rebe" como le llaman los niños, es una mujer muy fuerte con una gran sonrisa, tiene la combinación perfecta entre ternura y disciplina. Hija de una enxaneta histórica de la colla, aporta la confianza y seguridad para que los infantes cierren con éxito la primera construcción de la jornada.
Otra ronda de abrazos, lágrimas de felicidad y aplausos. En otros tiempos muchos dirían que no es un castell muy relevante. Pero aunque no sea una gama de ocho o de nueve, era determinante porque era el primer castell de la primera diada postpandemia sin restricciones de aforos. Algo que hay que destacar para poder creerlo. Ese momento marcaba lo que vendría después. Actuaciones brillantes y emotivas de tres collas amigas y un momento inolvidable para el mundo castellero.
Els Nens del Vendrell han levantado un 3 de 7, un 4 de 7 con agulla y un 4 de 7; la colla Jove Xiquets de Tarragona ha descargado un 3 de 7 con agulla, un 5 de 7 y el 4 de 7 con agulla y la colla Joves dels Xiquets de Valls ha hecho un 3 de 7 con pilar, un 3 de 8 y el 4 de 7. se ha cerrado con un pilar de 5 y tres pilares de 4 por parte de los Nens y con dos vanos de 5 de las collas invitadas.
En otra ocasión, éstos deberían ser los datos más importantes. Y probablemente el resto de los detalles pasarían sin mayor importancia. Pero en ocasiones los detalles más significativos suelen pasar desapercibidos. Menos mal que en el mundo casteller existen ojos especiales que hacen de un lente fotográfico una ventana al alma de los castells. A veces suelen ser los más olvidados. De hecho son los únicos que no aparecen en la imagen. Pero su trabajo inmortaliza cada construcción.
No quería terminar este reportaje sin hacer mención a los fotógrafos que dan lo mejor de sí para captar cada momento para el recuerdo. Especialmente quiero mencionar a dos que, por cierto, estaban en la plaza: Montse Lasso i Alex Nebot. Unos grandes profesionales que hacen un trabajo en cada encuentro castellero. Compañeros, he intentado hacer en palabras lo que vosotros haceis en imágenes, pero vuestro trabajo tiene un listón muy alto.
No puedo citar todos los nombres que deberían aparecer aquí, aunque en cada línea hay un trozo de sus almas. En esencia una diada es hacer castells, pero detrás de estas magníficas construcciones humanas hay caras y personalidades, hay historias que esperan ser contadas.
El 24 de octubre, se cumplieron cincuenta años del día en que Pau Casals, un vendrellense amante de los castells y casteller durante muchos años, hizo historia con su discurso "I am a Catalan", en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, donde presentó el himno que había compuesto por la organización. Su obra es una inspiración para toda una nación. Sus frases describen con exactitud lo que significa hacer castells.
"Los castells se sienten como un impulso atávico, profundo, de fuerza casi religiosa, que incita a los hombres de nuestra comarca a levantar estas torres humanas que se dirigen hacia el cielo. Yo mismo he hecho, de pequeño, en la playa de San Salvador, y toda mi vida he sentido en el corazón el ferviente deseo de colaborar. El esfuerzo hermanado, la ardidez y el equilibrio de los castells son el símbolo viviente de las sólidas virtudes de la raza catalana".
He empezado este artículo con las palabras de un casteller mítico, Jan Julivert, y lo cierro con las palabras de otro Jan polifacético, Jan Huguet, que desde la humildad que le caracteriza, perdido en la multitud de la plaza como otro casteller más, repitió y repitió durante dos años hasta que se hizo realidad:
"Nosotros actuamos por nuestro pueblo, por la comarca, por nuestra gente... siempre hemos dicho que cuando volvamos a plaza, volveremos todos JUNTOS!!"
A modo de epílogo
He oído decir a Jan y Pelli: "hemos picado una cantidad de piedra y hemos generado una cantidad de cosas que esperamos que con el tiempo se valoren".
Yo debería contestaros con las palabras de Ghandi, "cuando hay tormenta los pajaritos se esconden, pero las águilas vuelan más alto y se quedan grabadas con fuego en la memoria de quien las ve".
Fotografías: Alex Nebot, Aleida Mañas y Capital2020