El tiempo solo se calcula por la felicidad o por el dolor.
Alejandro Dumas
Para poder entender el marco de esta reflexión, partiremos de las definiciones de “Sentimiento” en dos diccionarios: Diccionario Pequeño Larousse Ilustrado y Diccionario Anaya.
“Acción y efecto de sentir”.
Diccionario Pequeño Larousse Ilustrado
“Estado afectivo motivado por causas espirituales”.
Diccionario Anaya
Me he permitido partir de estas definiciones que resumen los sentimientos en los varios campos de felicidad: alegría, amor, dolor, ira, pesar, arrepentimiento, odio, rencor, paz, tranquilidad, etc.
Cómo se vinculan y condicionan los sentimientos con el tiempo, es muy sencillo. Cuando estamos felices, alegres, emocionados positivamente, etc., el tiempo pasa velozmente y en muchos casos nos falta tiempo, o se nos acaba el mismo cuando nos sentimos felices.
Cuando por el contrario, sentimos dolor, pesar, angustia, incertidumbre, el tiempo pasa lentamente y solemos decir que no se acaba nunca.
Si fuera posible que controláramos y registráramos cuanto tiempo disfrutamos la felicidad, que por cualquier razón experimentamos y la pudiéramos comparar con el tiempo que pasa cuando tenemos, dolor, pesar, frustración, etc., es probable que tengamos resultados de todo tipo, como el de haber disfrutado mucho tiempo proporcionado por alegría, felicidad, al compararlo con los tiempos de lo opuesto, dolor, sufrimiento, etc., que consideramos antes de constatar que hemos experimentado el dolor en menos tiempo, pero se nos hizo eterno y por el contrario disfrutamos mucho más tiempo cuando nos sentimos felices.
Por lo expuesto, nuestros sentimientos controlan según nuestras percepciones los hechos de nuestras vidas. Lo malo dura mucho, lo bueno dura poco.
Medimos el tiempo en minutos, horas, días, pero emotivamente esas medidas no enmarcan lo que los sentimientos nos hacen percibir según nuestras emociones y pasiones en todos los campos de nuestro diario vivir.
Debemos capitalizar los tiempos en los que experimentamos felicidad y los que nos ocasionan dolor, manejando nuestras emociones y acumulando los tiempos felices con doble valoración y los que nos causan dolor con menor valoración para lograr una vida feliz que hace su recorrido entre la felicidad y el dolor.
Seremos más positivos y alegres con el tiempo positivo emocional y minimizando el negativo para ser parte de la humanidad positiva y alegre contra la humanidad negativa y frustrada.
Luchemos por lo bueno con el tiempo que contemos y seremos felices.
“Si vives con los tiempos felices en tu memoria más que con los que te han causado dolor, serás un ser feliz.”
Joseph Garzozi