El origen de esta tradición es legendaria. Según se explica, Poncio Pilato envió una guarnición de legionarios la misma noche de la muerte de Jesús para comprobar si, tal como el Mesías había dicho, resucitaba o no. Este hecho, posteriormente querría ser recreado con los desfiles de unos hombres vestidos de soldados romanos, "los armados".