Aveces calificada como el "wild west de Cataluña"
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Tiene 12.000 km² distribuidos en 231 municipios
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Un total de habitants que ronda los 440.000
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Desde el secano hasta los frondosos bosques, rios y lagos
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Ideal para deportes de aventura, esquí, excursionismo y los mejores caracoles.
Como parte de nuestro recorrido por toda Cataluña, hoy hablaremos brevemente de Lleida, unas pinceladas que desde Capital 2020, queremos que aporten interés para su visita turística, la práctica de deportes, o disfrutar de las montañas, sin olvidar complementarla con unos caracoles a la llauna o un civet de jabalí, un pan con tomate regado con un buen chorro de aceite de oliva arbequina junto con unos excelentes embutidos, y finalizar con la cata de buenos vinos y los turrones como postre. Vamos.....
Lleida tiene ríos torrenciales, parques naturales, montañas inmensas, fruta, sembradíos, deportes de aventura, una ciudad relevante y una cantidad ingente de caracoles. La Terra Ferma une producción, naturaleza, la buena cocina, el turismo y mucho más.
La primera cosa que se nota cuando entras en Lleida es que los paisajes relativamente frondosos de la Cataluña oriental se convierten al acto en una retahíla de campos amarillos e irregulares, algunos de los cuales son coronados por escasas matas verdes.
Hoy en día, Lleida es más que próspera, gracias a sus deportes de aventura, varias estaciones de esquí, una eclosión de acontecimientos culturales, y el descubrimiento por parte de muchos forasteros de la belleza de las ciudades y pueblos de la provincia, por no hablar de su producción abundante de fruta de calidad..
El edificio más conocido de la misma ciudad de Lleida es la Seu Vella (del siglo XIII), en buena parte porque es imposible no verlo desde cualquier punto de la población, ya que se ve desde la ciudad entera situada en la cumbre de un cerro alto. Un sector considerable del resto de la ciudad, pero, es mucho más moderno, porque se construyó durante la época franquista –la arquitectura de la cual no era conocida, precisamente, por su belleza–, puesto que muchos de los edificios originales habían sido arrasados durante la Guerra Civil; de hecho, Lleida fue bombardeada más que Gernika; recibió oleada trás oleada de aviones alemanes e italianos, con centenares de víctimas civiles, una atrocidad sobre la cual Picasso decidió –si es que era consciente– no convertir en el tema de un cuadro impresionante. Una parte de la Ciutat Vella, muy bonita, todavía sobrevive, y una parte de esta parte es dónde vive la comunidad romaní leridana, culturalmente muy activa..
Cada año en Lleida, tiene lugar un festival culinario: el Aplec del Caragol (encuentro del caracol), una fiesta durante la cual hasta doscientas mil personas saborean estos gastròpodes, se realiza a finales del mes de mayo. Todo un recetario y tradición alrededor del caracol.
Quizás la mejor manera de ver la provincia de Lleida es con el tren Lleida-Pirineos, que se arrastra norte arriba, pasando por la villa agradable de Balaguer, abrazando las vertientes de las montañas a la vez que sus ventanas dan a un río que se junta, dos veces, con unos lagos inmensos que centellean, chispean y a veces parpadean mientras continúas hacia la ciudad austera de Tremp, de piedra amarillenta, conocida entre otras cosas por un embutido tan delgado como un lápiz llamado “xolís”; de hecho, cada año en Tremp hay una Feria del Embutido que tiene lugar tan solo una semana antes de que las multitudes del Aplec del Caragol se pongan a degustar sus caracoles.
El tren acaba su trayecto en la Pobla de Segur, población desde la cual puedes continuar hacia el nordeste hasta Sort, rodeado de montañas, o bien noroeste hacia la Vall d’Aran, donde podrás escuchar una lengua que no es ni catalán ni castellano, el aranés; de hecho, es una variante del occità, lengua románica propia de Occitania, que se habla al tercio sur de Francia..
Una de las especialidades de buena parte del norte de Lleida, que se puede encontrar más o menos por todas partes, es el “civet de jabalí”, un plato tanto singular como delicioso.
Hacia el sur de la provincia hay varios lugares que son muy interesantes. Agramunt, donde se elaboran uno de los mejores turrones, la especialidad redonda de avellanas son tan duros que harán dudar tus dientes.
Les Borges Blancas, capital de Las Garrigues, donde el aceite de oliva es el comercio más importante de la agricultura, y uno de los rasgos característicos de la comarca y el pueblo. Está hecho a partir de la variedad de oliva arbequina.
Cerca está Cervera, un pueblo tranquilo y bastante pequeño e histórico –tiene unos diez mil habitantes– con un edificio anómalamente grande que hace que los que visitan Cervera por primera vez abren sus ojos como naranjas; y es que el edificio parece fuera de lugar en un pueblo de estas dimensiones. El edificio es un castigo: después de que los catalanes hubieran perdido la Guerra de Sucesión, el 1714, el rey Felipe V cerró todas las universidades catalanas e hizo construir ésta en Cervera, un lugar que en aquella época era casi inaccesible. De este modo se obstaculizó la enseñanza universitaria en Cataluña durando cerca de un siglo..
A poca distancia de Cervera está Tàrrega, donde la segunda semana de septiembre, se celebra la Feria del Teatro en la calle que atrae centenares de grupos de los cinco continentes y miles de espectadores de todo Europa..
Y ni siquiera hemos mencionado otros lugares que merecen la pena visitar, como por ejemplo la villa abigarrada de la Seu d'Urgell, cerca de la frontera con Andorra; o bien el parque natural espectacular Parque Nacional de Aigüestortes, la villa medieval, poco visitada pero muy bonita, de Solsona, o tantas otras...
Las comarcas leridanas dan una sensación de sequedad y austeridad, pero una vez se empieza a viajar por todas ellas, se vuelve cada vez más agradable, más variada y bonita, ahora más turística.