Agua, agua, mucha agua.....
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El agua es imprescindible para el cuerpo humano y por tanto para tener una buena salud.
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Si consideramos que nuestro cuerpo está formado alrededor del 70% por agua, es evidente la necesidad de reposición permanente.
Por todo ello la conclusión inmediata debe ser “beber agua”, debe ser una acción permanente durante nuestra jornada en forma regular sin esperar a que, por temperatura, ejercicio o sed nos apetezca tomarla.
La deshidratación en verano sucede con mucha frecuencia, por ello beber agua se hace más necesario para lograr mantener el cuerpo en las mejores condiciones. No olvidemos que cada año se producen ingresos en urgencias, incluso muertes por deshidratación.
Finalmente tomaremos con la máxima consideración que el agua mejora todas las funciones de nuestro organismo: Sin agua o sin oxígeno nuestro cuerpo deja de funcionar.
¿Cuánta y cuando debemos tomar agua?
Dependerá del peso, la edad, actividad, clima y género, pero como promedio debemos de consumir un vaso de agua cada dos horas, que en el conjunto diario debe corresponder entre 2,5 y 3 litros. Un vaso al acostarse y otro al levantarse nos mantendrá en condiciones durante las horas de descanso nocturno.
¿Cuáles son los beneficios?
Beber agua en la cantidad y periodos mencionados aportan a nuestro cuerpo beneficios…….
Ayuda a la digestión: beber antes, durante y después de las comidas ayuda al sistema digestivo a descomponer los alimentos que se han consumido y por tanto facilita la digestión.
Previene el estreñimiento: beber agua de manera regular garantiza movimientos intestinales sin restricciones y previene el estreñimiento.
Ayuda a la salud de los riñones: el consumo de agua también ayuda a diluir minerales y sales que se pueden concentrar en ellos, por lo que reduce el riesgo de los molestos cálculos renales.
Mantiene a la piel: el agua ayuda a rellenar y regenerar las células de la piel, reduciendo así la aparición de arrugas, impurezas y toxinas.
Mejora el estado anímico: el agua ayuda a tener un mejor humor y estado de ánimo. La deshidratación puede producir estrés, problemas cognitivos, negatividad, fatiga e ira.
Aporta energía: Más agua supone más energía para nuestro cuerpo. Ayuda a la funcionalidad de los órganos del cuerpo y mantiene la presión arterial y el ritmo cardíaco saludables.
Regula el peso corporal: beber agua fría ayuda a aumentar el gasto energético y acelera el metabolismo.
Refuerza el sistema inmunitario: ayuda a combatir, por ejemplo, la gripe y sus síntomas gracias a que elimina toxinas dañinas del cuerpo y transporta oxígeno a las células. Esto reduce el riesgo de enfermedades y molestias como las migrañas, el asma, la hipertensión e, incluso, las diabetes.
Potencia el rendimiento cerebral y previene de dolores de cabeza: el 73% del cerebro está compuesto por agua, por lo que beber regularmente ayuda a concentrarse, pensar y mantenerse en alerta. La deshidratación afecta a las habilidades psicomotoras y acciones de memoria inmediata, y causa dolores de cabeza.
Menos calambres y esguinces: el agua actúa como un lubricante natural para las articulaciones y los músculos, lo que los vuelve más flexibles y reduce por tanto los esguinces y otras lesiones.
Regula la temperatura corporal: cuando hace calor, el cuerpo usa el sudor para enfriarse; tomar agua repone el líquido perdido, garantizando que el cuerpo se sienta más confortable en un ambiente caluroso.
Ayuda a formar saliva y mucosidad: de gran importancia para mantener los ojos, la nariz y la boca húmedos. La saliva y el moco son claves para el cuerpo para evitar la fricción y el daño celular. Por ejemplo, la sequedad de boca o nariz, y la picazón en los ojos se pueden deber a la deshidratación.
- Como expresábamos al inicio, el agua es vida, el agua es salud.
- El agua solo nos beneficia.